domingo, 28 de febrero de 2010

El Tamaño del Cerebro del Homo Floresiensis Estaba Adaptado al Ecosistema de Flores

. Foto: Professor Peter Brown, University of New EnglandEl Homo floresiensis, un hominoide de baja estatura, con un cerebro pequeño, y conocido popularmente como "el Hobbit", fue descubierto cinco años atrás en la isla de Flores, pero todavía continúa la controversia sobre si el cerebro pequeño es en realidad consecuencia de una afección patológica en un humano moderno de baja estatura, en vez de un rasgo propio de otra especie humana.


¿Cómo puede ser explicado el diminuto tamaño del cerebro del "Hobbit"? Un equipo de investigadores ha abordado esta cuestión en el contexto de una evaluación detallada de la evolución del tamaño del cuerpo y el del cerebro a través de toda la familia de los primates mayores.

Nick Mundy y Stephen Montgomery, del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, y otros colegas de la Universidad de Durham, usaron datos publicados anteriormente de especies vivas y extintas para reconstruir el patrón de evolución de la masa corporal y cerebral en los primates.
Según los autores, los resultados del estudio proporcionan una sólida confirmación para la noción de que fuertes tendencias evolutivas han gobernado la expansión del cerebro de los primates. En cambio, la evolución del tamaño del cuerpo no ha tendido al incremento en los primates, lo cual implica que la masa del cuerpo y la del cerebro han estado sujetas a presiones de selección diferentes, y brinda soporte a los hallazgos de estudios anteriores, en otros grupos taxonómicos, indicando que estos dos rasgos altamente correlacionados pueden mostrar diferencias en sus patrones de evolución.

La expansión cerebral comenzó en los inicios de la evolución de los primates, y ha acontecido en todos los grupos principales, indicando ello una fuerte ventaja selectiva para la mayor capacidad mental en la mayoría de los linajes de primates. A pesar de esta tendencia general, sin embargo, Mundy y sus colegas han identificado varias ramas y algunos linajes dentro de cada grupo principal que muestran un decrecimiento en la masa del cuerpo y en la del cerebro a medida que evolucionaban, como por ejemplo en el mono tití.

Los autores del nuevo estudio han encontrado que, bajo algunas suposiciones razonables, la reducción del tamaño del cerebro durante la evolución del Homo floresiensis no resulta rara al compararla con la de estos otros primates. Junto a los resultados de otros estudios recientes sobre los efectos del "enanismo isleño" en otros mamíferos, los resultados del nuevo estudio apoyan la hipótesis de que el cerebro pequeño del Homo floresiensis estaba adaptado a las condiciones ecológicas locales de la isla de Flores.

Información adicional en:



Los bebés reconocen las intenciones de los adultosLos bebés reconocen las intenciones de los adultos

Un estudio demuestra, además, que los más pequeños responden en consecuencia

Un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de York, en Canadá, ha revelado que bebés muy pequeños –de sólo seis meses de edad-, saben cuándo se les está “tomando el pelo”, que esta actitud no les gusta, y que expresan su disconformidad o reaccionan en consecuencia. Los resultados de esta investigación demuestran empíricamente por vez primera que los niños de esas edades son capaces de identificar las intenciones de los adultos y de dar una respuesta a éstas. Hasta el momento, esta habilidad se había podido demostrar sólo a partir de los nueve meses. Por Yaiza Martínez.



Fuente: Everystockphoto.

Un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de York, en Canadá, ha revelado que bebés muy pequeños –de sólo seis meses de edad-, saben cuándo se les está “tomando el pelo”, que esta actitud no les gusta, y que expresan su disconformidad o reaccionan en consecuencia.

Según publica dicha universidad en un comunicado, en la investigación fueron analizadas las reacciones de bebés de seis y nueve meses ante un juego que consistía en que un adulto se mostraba bien incapaz bien reticente a compartir un juguete con los pequeños.

Los bebés detectaron y aceptaron con calma el hecho de que el adulto no fuera capaz de compartir con ellos el juguete por razones que escapaban a su control pero, por el contrario, se mostraron agitados cuando resultó evidente que el adulto, simplemente, no tenía intención de compartir.

Comprender intenciones

Según la directora del estudio, una estudiante de doctorado llamada Heidi Marsh que trabajó bajo la dirección de Maria Legerstee, directora del Centro de Estudios de la Infancia de la Universidad de York, los bebés son capaces de diferenciar si se les está gastando una broma o si se está siendo manipulador con ellos, y además saben cómo transmitir su opinión al respecto.

Marsh afirma, asimismo, que los resultados obtenidos constituyen la primera demostración empírica de que niños de hasta seis meses de edad son capaces de comprender las intenciones de los actos de los adultos.

Hasta el momento, se habían obtenido evidencias basadas únicamente en la habituación visual de los niños ante determinados estímulos (la habituación en psicología es el proceso de acostumbramiento o aprendizaje no asociativo a los estímulos del medio interno o externo, y está considerada una forma alternativa de integración).

Es decir, que estudios previos habían observado los patrones de las miradas de los pequeños cuando a éstos les eran presentados estímulos diversos pero, según la investigadora, esta fórmula de estudio resulta demasiado abierta a interpretaciones y, en consecuencia, a conclusiones confusas.

Respuestas sociales

Por otro lado, en investigaciones anteriores se concluyó que la capacidad de diferenciar las intenciones de los adultos no se desarrollan hasta los nueve meses de edad, algo que el estudio de Marsh desmiente.

La investigadora señala que un niño de seis meses de edad, comparado con uno de nueve meses, expresa de manera distinta lo que sabe.

El aspecto innovador de estudio radica en que se han usado medidas acordes con el comportamiento cotidiano de los bebés de seis meses con el fin de comprender lo que éstos son capaces de entender.

Los científicos registraron las respuestas sociales de los pequeños, como la tristeza, las miradas de rechazo, las sonrisas o sus vocalizaciones, además de atender a otras respuestas más físicas, como el hecho de dar golpes.

Incapacidad, resistencia

Al estudio fueron sometidos 40 niños, de ambos sexos. Los bebés fueron sentados sobre el regazo de sus madres junto a una mesa, y situados enfrente de otro adulto.

En la mitad de las pruebas realizadas, el juguete no les fue entregado a los niños porque dicho adulto no “quería” compartirlo y, en otras pruebas, no les fue entregado porque el adulto, aunque intentaba dárselo, no era capaz de hacerlo.

A los niños se les sometió a tres situaciones: de bloqueo, de burla y de juego. En cada una de estas situaciones hubo una condición de incapacidad de compartir el juguete y otra de resistencia a compartirlo por parte del adulto.

Así, por ejemplo, en la situación de burla, el adulto extraño sostuvo un sonajero cerca de los niños y, después, lo ocultó detrás de él (condición de resistencia a compartir). Asimismo, una atractiva pelota cayó “accidentalmente”, de manera que quedó fuera del alcance del adulto (condición de incapacidad de compartir).

Independencia y reacciones

Los movimientos visibles tanto del adulto como del juguete fueron reflejo de las condiciones de cada prueba, esto es, fueron diseñados para que los niños pudieran comprender las intenciones o la situación del adulto.

Incluso las expresiones faciales de éste se utilizaron para expresar resistencia a compartir o incapacidad para hacerlo.

Los resultados fueron los siguientes: los niños de ambas edades (seis y nueve meses) desviaron sus miradas durante las pruebas en que el adulto se mostró renuente a compartir.

En estas pruebas, además, los niños de nueve meses dieron golpes con sus brazos, mientras que los bebés de seis meses mostraron otro tipo de reacciones correspondientes a afectos negativos, como fruncimiento del ceño. Estas reacciones no se dieron en ningún bebé en las condiciones de incapacidad para compartir el juguete.

Otro dato revelado por la investigación fue, según Marsh, que aquellos niños más independientes resultaron ser menos expresivos ante las situaciones de renuencia a compartir (por ejemplo, lloraban menos que otros), pero físicamente más proclives a demostrar una resistencia activa a la situación.

Esta diferencia sugiere que es importante analizar las habilidades sociales y cognitivas de los niños para comprender el espectro de comportamientos sociales que puede darse a estas edades. La revista Infancy ha publicado un artículo detallado sobre esta investigación.


El cerebro nace preparado


La inteligencia y las capacidades de los más pequeños han sido objeto de diversos estudios en los últimos años.

Sus resultados han permitido constatar el sorprendente grado de conciencia de los bebés, demostrando, por ejemplo, que éstos, con tan sólo cinco meses, son ya capaces de diferenciar entre sólidos y líquidos o que, con sólo dos o tres días de edad, ya pueden detectar el ritmo de la música.

Los especialistas señalan que estas habilidades tan precoces se deben a que el ser humano nace con conocimientos innatos y que es un experimentador muy precoz. Es decir, que el cerebro de los individuos de nuestra especie no es un papel en blanco al nacer.

Consecuencias letales del negacionismo

No salgo todavía de mi asombro por el estudio que anoche cayó en mis manos…

Siempre han existido diferentes tipos de negacionismo y teorías conspirativas posicionándose en contra del consenso científico: la llegada del hombre a la Luna fue un montaje, los humanos no tenemos nada que ver con el cambio climático, el tabaco no provoca cáncer…

Uno de los casos más escandalosos fue –todavía hay grupos minoritarios que así lo creen- la negación de que el virus HIV fuera la causa del SIDA. “¡Es una invención de las farmacéuticas!”, decían unos pocos listos tomándonos al resto por marionetas. “Hay científicos que así lo afirman”, argumentaban apoyándose en un reducidísimo número de investigadores con ganas de notoriedad entre los que, efectivamente, había incluso un premio Nobel. “Los medicamentos son perjudiciales”, afirmaban saltándose los resultados de ensayos clínicos con total impunidad.

La verdad, nunca les había otorgado demasiada importancia, hasta este estremecedor estudio de la Harvard School of Public Health: si entre el año 2000 y el 2005 el gobierno de Sudáfrica hubiera aceptado las ayudas y fármacos que se le daban gratis en lugar de rechazarlos argumentando que eran ineficientes contra el SIDA, se hubieran salvado 330.000 vidas humanas.

Impresionante.

En el fondo es sólo poner números a una realidad ya conocida y denunciada ampliamente durante años por multitud de organizaciones. Pero las cifras impactan.

Los autores del estudio explican que en 1999 el presidente Thabo Mbeki decidió no aceptar los fármacos ZDV y AZT como tratamiento del SIDA y contra la transmisión del virus de madres infectadas a hijos. Argumentó que eran tóxicos e ineficientes contra una enfermedad que no era causada por el HIV. Mientras su ministra de salud defendía el uso de ajo, limón y ciertos vegetales.

En esos momentos la comunidad científica ya había demostrado sobradamente la relación entre virus y enfermedad y la eficacia de los antirretrovirales. Sólo un puñado de científicos -el artículo cita textualmente a Peter Duesberg- alimentaban su fama negando que el HIV fuera el causante del SIDA. Algunos de ellos formaban parte del panel de expertos que asesoraba al gobierno de Mbeki.

Los investigadores de Harvard hicieron una estimación de cuantas personas habrían recibido tratamiento entre 2000 y 2005 si el gobierno sudafricano no se hubiera opuesto, y calcularon que se habrían evitado 35.000 nacimientos de bebés ya infectados, y salvado 330.000 personas con un equivalente total de 2,2 millones de años de vida perdidos.

No es nuevo. Pero hay momentos en que merece la pena recordar las consecuencias de dar la espalda a la ciencia, y lo peligroso de seguir unas posturas negacionistas que transforman el riguroso y necesario escepticismo de la ciencia en un compromiso ideológico inflexible.

La historia de la vida en 1000 palabras

Hace 4600 millones de años, restos de polvo y gas girando en un disco estelar alrededor del Sol empezaron a colapsarse hasta constituir un planeta que más tarde llamaríamos Tierra.

Esa gran masa derretida comenzó a enfriarse pero muy pronto, hace 4530 millones de años, un colosal impacto expulsó al exterior los materiales que a la postre formarían la Luna.

Mientras, la superficie de la Tierra primigenia se convirtió en un laboratorio químico prebiótico donde las diferentes moléculas químicas iban combinándose y haciéndose cada vez más complejas, hasta que en algún momento hace 4.000 millones de años aparecieron unas protocélulas constituidas por envoltorios lipídicos que daban cobijo a macromoléculas de ácidos nucleicos con capacidad de autoreplicarse.

Dichas cápsulas de previda podrían haberse creado y destruido en muchos lugares y sitios a la vez, o incluso llegado del espacio exterior a bordo de meteoritos; pero lo cierto es que fueron evolucionando hasta constituir los primeros microorganismos procariotas, con moléculas de ADN esparcidas por su interior junto a unos procesos metabólicos básicos que les permitían obtener energía de los compuestos químicos que atrapaban del medio exterior. Entre ellos, la glucosa.

La vida procariota continuó evolucionando, fusionándose, sofisticándose y haciendo todo tipo de experimentos intracelulares durante 1500 millones de años. Arqueas y bacterias se separaron, y a un tipo de estas últimas se les ocurrió inventar algo llamado fotosíntesis provocando uno de los eventos más trascendentales en la historia de la vida en la Tierra: las cianobacterias llenaron la atmósfera de oxígeno.

Se calcula que las primeras células eucariotas con núcleo y orgánulos bien definidos aparecieron hace 2.000 millones de años, y perfeccionaron una manera de compartir material genético que daría origen a una reproducción sexual que les permitiría evolucionar más rápidamente.
El mundo continuó siendo unicelular hasta hace poco más de mil millones de años. Entonces, la evolución dio un salto más inverosímil, revolucionario y único, que el propio origen de la vida: varios microorganismos aprendieron a trabajar en conjunto y terminaron renunciando a su identidad individual para convertirse en los primeros seres pluricelulares. Este hecho insólito y el fin de un períodos glacial facilitó la llegada de faunas como la de Ediacara hace 650 millones de años, formada por animales y plantas que no necesitaban moverse porque vivían en paz sin necesidad de depredarse los unos a los otros.

Este entorno bucólico se transformó con la llegada de los animales modernos y la fabulosa explosión del Cámbrico 530 Ma (millones de años atrás). Fue posiblemente la etapa más esplendorosa de la vida. Como S.J. Gould ilustró en su apasionante libro “La vida maravillosa”, los organismos más aberrantes y los diseños corporales más inverosímiles que puedas imaginar aparecieron sin restricción. Había más diversidad de estructuras básicas en el Cámbrico que en la actualidad. Y llegaron los artrópodos. Representados por los extintos trilobites o Opabinia, iban a ser los precursores de insectos, arácnidos o cangrejos y representar el 85% de especies animales del planeta.

La vida continuó diversificándose en los océanos con moluscos, medusas, amebas, crustáceos, estrellas de mar, pulpos, o ciempiés primitivos que según el registro fósil empezaban ya a explorar tierra firme. También aparecieron los cordados, animales que tenían un nervio central a lo largo de su cuerpo y de los que hace 485 millones de años surgieron los primeros vertebrados.

Los peces surcaron los mares 440 Ma, y las algas verdes evolucionaron hasta convertirse en plantas que colonizaron la tierra y acelerando el desplazamiento de insectos hacia su interior.

En los siguientes millones de años a los peces les crecieron mandíbulas y dientes, y en los continentes salieron líquenes, más diversidad de plantas, ácaros y todo tipo de insectos. Incluidos algunos con alas y capacidad para volar. Cuando 363 Ma empieza el carbonífero la vegetación ya cubría la tierra, había bosques con gigantescos helechos, árboles, libélulas de 60 cm, escorpiones, y los primeros anfibios empezarían a abandonar los lagos para adentrarse en el mundo terrestre. La Tierra tal y como la conocemos estaba cogiendo forma. 300Ma aparecieron los reptiles, luego los escarabajos, y muchos nuevos tipos de plantas. La vida se iba diversificando hasta que 250Ma la gran extinción del Triásico eliminó el 96% de especies marinas y el 70% de terrestres. Se discute si fue un impacto, vulcanismo extremo, liberación de metano, o una combinación de desgracias que provocó un cambio climático extremo de consecuencias desastrosas para muchas especies, pero que permitió el brote de otras nuevas. Los mares se repoblaron con grandes depredadores, algunos reptiles dieron paso a los dinosaurios 225Ma, y pequeños mamíferos intentaban hacerse un espacio en este nuevo mundo hace 200 millones de años.

Llegó el Jurásico, acompañado de mayor diversidad de anfibios, insectos que chupaban sangre, reptiles, enormes peces, y unos dinosaurios a los que 150Ma les salieron alas convirtiéndose en los precursores de los pájaros actuales. Algo faltaba para terminar de embellecer el planeta: las flores. Las plantas con flor nacieron 130Ma, motivando una nueva explosión de diversidad cuando los insectos empezaron a utilizar y dispersar su polen. Llegaron animales como las abejas, serpientes u hormigas que se han mantenido intactas durante 80 millones de años. Los dinosaurios continuaron creciendo majestuosos hasta que la caída de un meteorito 65 Ma desencadenó la extinción del Cretácico eliminándolos a todos excepto las aves. El vacío que dejaron los dinosaurios fue aprovechado por los mamíferos para abandonar su vida nocturna, crecer en tamaño, y expandirse por los ya casi separados 5 continentes. Los pájaros se diversificaban, empezaban a cantar, y se convertían en las especies modernas que ahora conocemos. Unos mamíferos constituyeron 60 Ma el grupo primates, mientras que otros decidieron irse a vivir a los océanos y dar lugar a ballenas o delfines. Hace 40 millones de años surgieron las mariposas, y los mamíferos continuaban diversificándose en felinos, jirafas, caballos, o chimpancés.

6 Ma Ardi se convirtió en el homínido más antiguo que conocemos; una familia de primates que caminaban de pie y cuyo cerebro fue aumentando pasando por australopitecos que comían carne, habilis que fabricaban herramientas complejas, un ergaster con indicios de cierto lenguaje articulado, heidelbergensis y antecessor con conocimiento abstracto, y la llegada hace 200 mil años de un Homo sapiens que salió de África para pretender adueñarse de un mundo que durante un corto tiempo tuvo la ilusión de dominar.

Me apetecía desde hacía tiempo poner un cierto orden y asentar en mi propia cabeza algunos acontecimientos en la evolución de la vida en la Tierra filtrando los que a mi más me llamaban la atención. Qué mejor manera de hacerlo que compartirlos en el blog con quienes ampliar y matizar esta inocente pincelada a la mayor historia jamás contada.

Biodiversidad: “Prefiero un quetzal a cinco vacas”


"Prefiero un quetzal a cinco vacas" le dijo el alcalde de un poblado interior de Costa Rica a Rodrigo Gámez, presidente del Instituto Nacional de Biodiversidad en San José, para dejarle tranquilo ante la llegada de unos empresarios que querían explotar sus bosques. El sentido era muy claro: los quetzales –pájaros preciosos que habitan en los bosques del Caribe-, generaban muchos más ingresos en turismo que la ganadería o agricultura.

Recupero esta historia grabada y anotada el verano pasado en el INBIO, tras escuchar a un miope asegurar que proteger la biodiversidad era un capricho de países ricos, pero un lujo para países en pleno desarrollo.

Por desgracia todavía hay quien, frente a argumentos éticos y de responsabilidad con la naturaleza, dice anteponer el bienestar humano y el progreso económico a un simple pajarito. Lejos de ser coherente, esta búsqueda del beneficio inmediato es absolutamente cortoplacista. Incluso en términos estrictamente económicos, a medio plazo conservar es mucho más rentable que destruir.

Y si no, que se fijen en lo ocurrido en Costa Rica. Rodrigo Gámez me explicó que a pesar de ser un país tan pequeño, debido a su orografía, temperatura estable, y haber sido un puente intercontinental que tras su formación permitió el encuentro de especies provenientes de América del Sur y del Norte, acumula hasta el 4% de biodiversidad existente en todo el mundo. Mucha más que Canadá y EEUU juntos. Y lo más importante: ha sabido conservarla. Un tercio del territorio de Costa Rica está protegido, es de los pocos lugares donde los bosques están creciendo, y apostó por un modelo de turismo sostenible que ha enriquecido tanto a la naturaleza como a sus ciudadanos.

En los trópicos se acumula el 80% de la biodiversidad mundial. Protegerla y saber sacarle partido es una apuesta ganadora para los países que la contienen. Sin duda hay problemáticas prioritarias, pero no deben ofuscar el hecho que la biodiversidad es un tesoro irremplazable que cada vez será más cotizado, incluso económicamente.

“Es mucho mejor vender un árbol 1000 veces que sólo una”, me dijeron en la reserva biológica de Monteverde en relación a los visitantes que les llegan. “Pero no es sólo el turismo lo que da beneficios!”, insistió Rodrigo Gámez tras explicar la anécdota del quetzal.

Rodrigo me mostró sus gráficos mostrando que en los parques nacionales el turismo naturalista dejaba más ingresos por hectárea que la deforestación para plantar café. Pero enseguida mencionó los beneficios derivados de las numerosas investigaciones internacionales que atraen los manglares, bosques nubosos o arrecifes coralinos. Habló de mejoras en la calidad de vida, de la educación recibida por los 180.000 alumnos que pasan por el Inbioparque cada año, de biodiplomacia, y del síndrome de déficit de naturaleza que afecta a niños urbanos por falta de contacto con entornos naturales.

Y a continuación, me acompañó por sus laboratorios de bioprospección, donde científicos y empresarios locales perseguían descubrir principios activos de animales y plantas para sintetizar químicamente pinturas, pesticidas, o medicamentos de origen natural. Dos de los productos que esa institución ya ha patentado y comercializado eran un tranquilizante a partir de una variedad de tilo, y unas pastillas para problemas digestivos elaborados con extractos de la planta “hombre grande”, utilizada tradicionalmente para tratar dolores estomacales.

Además de los aspectos medioambientales, la clave es comprender que la biodiversidad también es una valiosísima fuente de recursos que puede generar productos de alto valor agregado si la sabemos explotar de manera sostenible.

Cuando la oruga de una mariposa Morpho se posó en el hombro de Rodrigo me preguntó si sabía cuál era el origen del color azul de sus alas. Tras mi expresión desencajada explicó que las flores deben su color a pigmentos; sustancias químicas que producen color. Pero los tonos de las alas de algunos insectos, aves o mariposas son el resultado de estructuras microscópicas que reflejan la luz a diferentes longitudes de onda. Los pigmentos llevan siglos utilizándose como tintes o pinturas, pero hace poco que estos otros colores estructurales se están empezando a utilizar industrialmente para conseguir productos con color propio sin necesidad de ser pintados. Era sólo un ejemplo de lo que se puede aprender y aprovechar con los centenares de miles de especies diferentes que habitan en Costa Rica.

A sus 73 años envidiablemente bien llevados, Rodrigo Gámez no necesitaba argumentos económicos para justificar su compromiso con la preservación de la naturaleza. Yo tampoco. Invertimos más tiempo y pasión conversando sobre los árboles del parque, los hilos de araña, o sus colecciones de mariposas y extenso catálogo de especies de insectos. Pero si como presidente del Instituto de Biodiversidad de Costa Rica le tocaba demostrar la rentabilidad de proteger la biodiversidad frente a políticos y gobernantes, disponía de argumentos sólidos para hacerlo.

La biodiversidad es una fuente de riqueza, no sólo en sentido metafísico.

La cordillera Cantábrica frenó el paso de la fauna glacial a la península Ibérica

Mamuts y rinocerontes lanudos llegaron a Asturias hace 150.000 años huyendo del frío del centro y el norte de Europa



La cordillera Cantábrica frenó durante el Pleistoceno la expansión al resto de la península Ibérica de los grandes mamíferos propios de épocas glaciales. Las dificultades de la orografía limitaron el paso de especies como el mamut lanudo, el rinoceronte lanudo y el reno, que encontraron en la cornisa cantábrica un hábitat propicio al que llegaron procedentes de Europa. Aunque con el tiempo se dispersaron por todo el territorio, llegando hasta lo que hoy es Granada, se sabe que su presencia por debajo de la franja Cantábrica fue muy limitada.

Estas y otras averiguaciones forman parte del trabajo que acaban de publicar en la revista científica internacional «Quaternary International» el biólogo Diego Álvarez-Lao, de la Universidad de Oviedo, y Nuria García, de la Universidad Complutense de Madrid.

La presencia de estos grandes mamíferos propios de épocas glaciales en la Península comenzó hace unos 150.000 años, aunque de ese momento los hallazgos son muy escasos y aislados, los de épocas de hace 44.000 años se van haciendo más comunes. Está presencia en el territorio no es, sin embargo, continuada, sino que se corresponde con los momentos fríos, que durante el Pleistoceno se alternaban con otros templados. Estas fluctuaciones climáticas conllevan un tipo de vegetación formada por grandes estepas que, según los investigadores, se pudo conocer a partir de los análisis de polen. En aquellos momentos Asturias se caracterizaba por una vegetación herbácea con escasos árboles, gran frío y aridez ambiental. En esas condiciones especies tan adaptadas como el rinoceronte y el mamut lanudos, el reno y, en menor medida, el zorro ártico, el buey almizclero y el antílope saiga se paseaban por las estepas asturianas como lo hacían por las del norte de Europa.

La fauna glacial fue mucho más abundante y regular en Asturias, Cantabria y el País Vasco que en la Meseta. Aunque restos de estos animales que convivieron con el hombre prehistórico se localizaron en 72 yacimientos ibéricos, la mayoría se concentran en el norte de la Península. En Asturias al menos diez cuevas, entre las que están Tito Bustillo, Las Caldas, La Riera y La Güelga, entre otras, muestran evidencias de la presencia de la fauna glacial en nuestro territorio. Los últimos hallazgos de estas especies se encontraron en yacimientos de hace 10.000 años, lo que indica que la fauna convivió en un principio con la especie neandertal y, más tarde, con el «Homo sapiens». Estos últimos dejaron representaciones artísticas de estos animales en cuevas como Tito Bustillo o el Pindal.

Otro de los puntos de interés del trabajo de Lao y García es la posibilidad de haber relacionado los resultados del estudio de los hielos de Groenlandia, que permiten conocer los momentos de clima frío en la Tierra, y su relación con la presencia de fauna fría y con los análisis de polen que muestran la existencia de una vegetación propia de épocas glaciales. Los hallazgos de este tipo de fauna coinciden con los momentos de mayor enfriamiento global, lo que explica por qué estas especies del frío entran en España huyendo de las duras condiciones ambientales del centro y norte de Europa, que los obligan a emprender viaje hacia el Sur.

Hallan posibles restos del palacio del rey Salomón

JERUSALEN.- Muy cerca de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, entre la llamada ciudadela de David y la pared meridional del Monte del Templo (donde se hallaba el templo sagrado judío), un grupo de arqueólogos israelíes halló restos antiguos que podrían ser del palacio del rey Salomón, que gobernó Israel en el siglo X a. C.

Como parte de un proyecto conjunto entre la Universidad Hebrea de Jerusalén, la Autoridad de Antigüedades y otras instituciones, los especialistas descubrieron -tras algo más de tres meses de excavación- una sección de una muralla de 70 metros de largo y 6 de altura, así como también restos de un puesto de vigilancia y una torre que se supone que servía como punto de observación para proteger la entrada a Jerusalén.

"El rey Salomón, que fue monarca durante 40 años, en la segunda mitad del siglo X a. C., vivió tiempos de paz, pero, al parecer, comprendía que una fortificación era necesaria y construyó la muralla", explicó la arqueóloga Eilat Mazar, jefa del equipo de excavadores.

Basándose en las numerosas cerámicas encontradas y en el tipo de inscripciones y motivos que aparecen en ellas, la arqueóloga agregó que no tiene dudas de que el hallazgo corresponde a la época del rey Salomón.

En diálogo con LA NACION, Mazar afirmó: "Lo más lógico era pensar que Salomón construiría su palacio en el espacio libre entre la ciudad antigua y el templo sagrado".

"Pero el hecho de que ya en esos tiempos rodearan la ciudad con una muralla -agregó-, indica que lo más probable es que la parte habitada haya sido justamente ésta, la que encontramos ahora."

Para la arqueóloga, los restos de la muralla suponen una muestra adicional de la exactitud con que las Sagradas Escrituras describen el esplendor del período de los reyes David y Salomón.

"La Biblia nos cuenta que Salomón construyó el templo y su nuevo palacio, y que los rodeó con una ciudad, que es probable que estuviera conectada a la muralla más antigua de la ciudad de David", sostuvo. La cita del Primer Libro de Reyes le resulta clave: "Salomón hizo parentesco con Faraón, rey de Egipto, pues tomó a su hija y la trajo a la ciudad de David, mientras acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová, y los muros de Jerusalén alrededor".

Las investigaciones sugieren que los restos de la muralla revelan la presencia de una monarquía y que la fortaleza y forma de construcción indican un alto nivel de conocimientos de ingeniería.

Pruebas del incendio

Además de hallar lo que considera que era el palacio del rey Salomón, Mazar también descubrió las pruebas del poderoso incendio que devastó toda la zona, cuando los babilonios atacaron y destruyeron el primer templo sagrado construido por Salomón.

"Todo fue destruido en un incendio gigantesco, cuyos restos descubrimos dentro de las estructuras. Todo estaba totalmente negro, despedazado. Había baldosas ennegrecidas y columnas de madera quemadas. Y en medio de todo, en distintas capas, encontramos cerámicas de todos los períodos, que van desde la construcción del lugar hasta su destrucción, siglos después."

miércoles, 24 de febrero de 2010

Nacidos para viajar

La migracion que llevo nuestra especie a America habria comenzado hace tan solo
30 mil años.

Hace 200 mil años hablar de humanos implicaría englobar a varias especies diferentes, y justamente la nuestra era la más nueva, una recién llegada. Los restos fósiles más antiguos de Homo sapiens datan de 195 mil años, y fueron descubiertos en una pequeña localidad de Kenia, Africa, en el valle del río Omo.

Allí, en ese estrecho valle del este de Africa, comenzó la aventura de nuestra especie, una especie que se fue caracterizando cada vez más por lo rápido que se adaptaba a los cambios en el clima, y cómo los aprovechaba. Estos cambios climáticos del pasado le dieron rumbo a la ruta migratoria que llevó al Homo sapiens desde Africa al resto de los continentes. Comprender e identificar ese paleoclima es entender cómo y por qué hoy poblamos el mundo entero.

¿Cómo podemos reconstruir estos eventos climáticos del pasado? Para retroceder tan atrás como 200 mil años se pueden estudiar los sedimentos de los lagos, o las capas de hielo de Groenlandia y de la Antártida, que permite ver la variabilidad del clima a nivel global. Para ir más a los climas locales se pueden analizar las capas terrestres en busca de lagos extintos, y evidencias de fauna y flora del pasado que pueden indicar qué tipo de clima se vivía en esa época, si húmedo, si seco, si desértico, etcétera.

Los cazadores recolectores históricos tienen y tuvieron una movilidad amplia. Sus territorios eran tan vastos como toda la Patagonia y parte de la provincia de Buenos Aires, si usamos a los tehuelches como ejemplo. Pero en este caso estamos hablando de humanos que ya contaban con estrategias de adaptación y tecnologías muy superiores a las que tenían nuestros primeros antepasados del valle del río Omo.

Los cambios climáticos puede ser que hayan dictado de donde era mejor irse, y adonde era posible moverse, pero fue la evolución cultural de nuestra especie la que nos permitió conquistar nuevos territorios.

Africa cambiante

Los primeros Homo sapiens tenían herramientas de piedra rudimentarias. Pero hace unos 130 mil años su tecnología era un poco superior, y les permitió aprovechar los cambios climáticos que se vivieron en Africa en ese período. Lo que hasta esa época había sido desierto, se volvió una tierra húmeda y más selvática como las que habían acogido a los humanos del valle del Omo en el este de Africa.

Los desiertos de los que hablamos eran los actuales Sahara y el de Arabia, que ampliaron y redujeron alternativamente sus arenas a lo largo de cientos de miles de años. Evidencias geológicas muestran que entre 130 mil y 100 mil años atrás hubo corredores húmedos que fueron ocupados por nuestros antepasados, lo que les permitió llegar a lo que hoy es Medio Oriente. Esa fue la primera salida de Africa que hizo nuestra especie.

El tema es que a la vez que se ve un aumento de las lluvias en el norte de Africa, se evidencian grandes sequías en el este del continente, allí donde vivió el sapiens más antiguo. Estos períodos de severa aridez se dieron entre 135 y 75 mil años atrás. Lo que hace pensar a varios especialistas que éste podría haber sido el motivo para que nuestros antepasados migrasen hacia climas más benignos.

No sólo para el norte migró el sapiens antiguo, sino también a otras regiones de Africa, y esto es importante porque fue en el sur de Africa, hace unos 70 mil años, donde surgieron cambios culturales y tecnológicos muy importantes. Cambios, como por ejemplo las armas de proyectiles o la ropa con costura, que posibilitaron la expansión demográfica, y también la conquista de ecosistemas que antes no podían aprovechar.

Se conoce como Still Bay y Howieson’s Poort a dos tipos tecnológicos que surgieron en el sur de Africa, que utilizaban herramientas de piedra y hueso muy refinadas, el uso de adornos personales, junto con cambios culturales que demuestran ya un pensamiento simbólico en nuestros antepasados. Esta es la que se suele llamar la primera evidencia de comportamiento plenamente moderno en nuestra especie.

Out of Africa

Este comportamiento moderno se va viendo luego en otras regiones de Africa, e incluso en Europa con los neandertales, por lo que no es exclusivo de nuestra especie. Pero lo que sí fue exclusivo de los Homo sapiens fue cómo aprovecharon esas innovaciones para conquistar todo tipo de nichos ecológicos. Ya que es hace unos 60 mil años cuando empieza la migración que llevaría a nuestra especie a Europa, Asia, Oceanía y a América en tan sólo 30 mil años.

Medio Oriente estaba poblado por los neandertales cuando llegaron los Homo sapiens allí hace unos 120 mil años; fue la primera convivencia de nuestra especie con otra del mismo género humano. Se cree que ambas especies dejaron la zona luego de un período de aridez. Los neandertales no volverían más, pero los sapiens sí lo hicieron, con la expansión ya imparable de hace 60 mil años.

Se cree igualmente que de esa primera oleada infructuosa surgieron migraciones que llegaron hasta la India, el sudeste asiático y el sur de China. Estos Homo sapiens vieron reducida su población casi al mínimo, como vimos aquí en Futuro, durante la erupción del super volcán Toba, 73 mil años atrás.

Pero la segunda salida de Africa ya sería imparable. El Homo sapiens llevaba consigo el comportamiento moderno que ya caracterizaría a la especie hasta el día de hoy. El de valerse de la tecnología y la cultura para adaptarse a cualquier medio ambiente.

Llegamos a Europa

La nueva oleada salida de Africa colonizó Medio Oriente otra vez, y para el 40 mil antes del presente los sapiens ya avanzan sobre Europa, el territorio que fue de los neandertales durante la misma cantidad de tiempo que Africa fue de los Homo sapiens.

Cabe aclarar que justo antes de la llegada de nuestros antepasados, Europa se vio sacudida por cambios climáticos drásticos, ocurridos en muy cortos períodos, que hicieron que pasase de ser un gran bosque continental a tan sólo tener parches boscosos con una especie de sabana en medio de ellos.

Estos cambios se deben a lo que se conoce como Evento Heinrich 4 y la Ignimbrita campaniana. El primero es un evento cálido en el norte de Europa que desprendió grandes bloques de hielo del Círculo Polar Artico que enfriaron las aguas de las costas de Europa oeste, con cambios en el clima rápidos. Ignimbrica campaniana se le llama a una gran erupción que hubo en el sur de Italia que afectó la flora, fauna y clima de gran parte de Europa.

Con los resultados de estos dos eventos se encontró nuestro antepasado sapiens cuando entró a Europa, o posiblemente estos cambios hayan sido los que le permitieron entrar en un principio. Los neandertales estaban en retroceso y terminaron sus días en el refugio que fue la Península Ibérica. Los sapiens, por el contrario, avanzaron por toda Europa hasta colonizar cada sector.

El clima y los ecosistemas que había en esa Europa de hace 40 mil años no eran muy diferentes a los que venían viendo los sapiens en Africa y en Medio Oriente, por lo que no fue un gran cambio. Sí lo fue para los neandertales, que durante decenas de miles de años fueron adaptándose al clima de Europa, pero no pudieron superar los rápidos y repetidos cambios que se dieron en unas pocas decenas de años. Así fue que retrocedieron mientras el Homo sapiens avanzaba.

Nos habíamos quedado a la otra punta del mundo con otra oleada que pobló Asia desde el sur, que se completó con un avance que se dio desde Medio Oriente y desde Europa, terminando hace unos 50 mil años en Siberia, y hace unos 35 mil Corea y Japón. Cabe aclarar que como en Europa, allí en China y el sudeste asiático, los Homo sapiens no se encontraron con continentes vacíos, sino que había otras especies humanas, los descendientes de Homo erectus, a los que nuestro antepasado reemplazó, todavía no se sabe cómo, si con violencia o sin ella.

Australia por mar, y America por tierra

Quedaban libres de humanos los llamados Nuevos Mundos, que son Oceanía y América. Sobre el poblamiento de América ya escribimos aquí en Futuro en detalle, pero veamos un repaso.

Vimos que la migración humana que nos llevó a cada rincón del mundo muchas veces estuvo dictada o posibilitada por el medio ambiente, como sucede con otros animales migrantes. Más que una búsqueda espiritual de nuevos espacios que colonizar y conocer, la expansión se habrá dado, seguramente, de forma paralela a la de otros animales depredadores en busca de alimentos.

En el caso de América fueron muchos grandes cambios que se dieron para que el ser humano entrase allí. Fue durante la última glaciación, cuando las temperaturas globales bajaron mucho y los hielos se acumularon sobre los continentes, que se dio una reducción enorme del nivel del mar.

Así quedó al descubierto una vasta región conocida como Beringia, que hoy está bajo el mar en el Estrecho de Bering. Por allí entraron los que serían luego los americanos, se cree que tal vez siguiendo a sus presas en las migraciones anuales. No hay consenso total sobre la fecha, pero la más aceptada es unos 30 mil años antes del presente.

El caso de Oceanía es más complicado. Por los tiempos en que fue poblada, hace unos 50 mil años, Australia estaba unida a la isla de Nueva Guinea y a Tasmania, por la misma razón que Beringia estaba emergida en América. Pero igualmente esta masa continental estaba separada por al menos unos 87 kilómetros del sudeste asiático. O sea que los colonizadores tuvieron que haber navegado, y tal vez sin tierra a la vista en el horizonte.

¿Qué motivo pudieron tener los primeros colonizadores de Australia para navegar en pequeñas embarcaciones hacia tierras desconocidas? ¿Qué nos llevó a colonizar todo el mundo, todo tipo de climas y medio ambientes? Nunca lo sabremos, pero no cabe duda de que el ser humano es la especie que mejor se adapta a los diferentes ambientes, ya sea aprovechando su inteligencia y tecnología o evolutivamente. Tal vez nacimos para viajar.

MAYOR CAPACIDAD EN GENTE MAYOR PARA MEMORIZAR COINCIDENCIAS APARENTEMENTE IRRELEVANTES


Un nuevo estudio aporta evidencias prometedoras de que la menor capacidad que los cerebros de la gente mayor tienen para descartar informaciones irrelevantes podría dar a las personas de la tercera edad una ventaja en ciertas tareas de memorización sobre los adultos jóvenes.

Una extensa línea de investigación ya había mostrado que el envejecimiento está asociado con una menor capacidad para descartar informaciones irrelevantes. Ahora, unos científicos del Instituto Rotman de Investigaciones, dependiente del Centro Baycrest para el Cuidado Geriátrico, han demostrado que cuando las personas de edad avanzada "hipercodifican" informaciones superfluas (y típicamente lo hacen sin ni siquiera darse cuenta) tienen la capacidad única de "hiperconectar" las informaciones; esencialmente las asocian con otras informaciones que aparecen al mismo tiempo.

En otras palabras, los científicos han constatado que los cerebros de las personas mayores no sólo son menos propensos a suprimir informaciones irrelevantes que los cerebros de los adultos jóvenes, sino que pueden asociar los datos relevantes e irrelevantes y transferir implícitamente este conocimiento a tareas de memoria subsiguientes.

Los experimentos del estudio se realizaron sobre 24 adultos jóvenes (con edades de entre 17 y 29 años) y 24 personas mayores (de 60 a 73 años).

Las personas mayores mostraron una ventaja de un 30 por ciento sobre los adultos jóvenes en el aspecto citado de la capacidad de memorización.

Esa capacidad reducida de bastantes personas mayores para filtrar datos que les permite memorizar coincidencias aparentemente irrelevantes con mayor eficacia que las personas jóvenes, dota a la gente de la tercera edad de una cualidad que es crucial en ciertos trabajos intelectuales.

El estudio ha sido dirigido por Karen Campbell, de la Universidad de Toronto, con la supervisión de la Dra. Lynn Hasher del Instituto Rotman.

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COMO NOS "MOVEMOS" POR EL TIEMPO

Aunque técnicamente no podemos viajar en el tiempo (o por lo menos no todavía), cuando pensamos sobre el pasado o el futuro nos embarcamos en una especie de viaje mental en el tiempo. Esta capacidad para viajar psicológicamente en el tiempo muchos expertos la consideran exclusivamente humana, y quizá es uno de los rasgos cognitivos que nos distingue de otras especies.

Un equipo de investigadores ha analizado recientemente cómo el viaje mental por el tiempo es expresado en los sistemas sensoriomotores que regulan el movimiento humano.

Y resulta que nuestras percepciones del espacio y el tiempo están fuertemente acopladas.

Lynden Miles, Louise Nind y Neil Macrae, especialistas en psicología de la Universidad de Aberdeen, llevaron a cabo un estudio para cuantificar esto en el laboratorio.

Pusieron un sensor de movimiento a los participantes mientras estos imaginaban eventos futuros o pasados.

Los investigadores comprobaron que pensar en eventos pasados o futuros puede literalmente hacer que nos movamos, aunque sea de manera sutil:

El embarcarse en un viaje mental en el tiempo (experiencia conocida como cronestesia) provocaba en los voluntarios del estudio movimientos físicos que se correspondían con la dirección metafórica de tiempo.

Los que pensaban en el pasado se inclinaban sutilmente hacia atrás, mientras que quienes pensaban en el futuro lo hacían hacia delante.

Este hallazgo sugiere que la cronestesia podría estar cimentada sobre procesos que les asignan a nuestros sistemas de percepción y acción metáforas espaciales y temporales (por ejemplo, el futuro = adelante, el pasado = atrás).

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EL CEREBRO HUMANO USA UNA CUADRICULA PARA REPRESENTAR EL ESPACIO

Las células "de cuadrícula", las cuales actúan como un mapa espacial en el cerebro, han sido identificadas por vez primera en humanos. El logro se ha realizado en una nueva investigación que puede ayudar a explicar cómo creamos los mapas mentales de nuevos entornos.

Foto: UCL


El estudio ha sido realizado por un equipo del Instituto de Neurociencia Cognitiva, dependiente del University College de Londres. En la investigación se han usado técnicas de obtención de imágenes cerebrales y de realidad virtual para tratar de identificar células de cuadrícula en el cerebro humano. Se cree que estas neuronas especializadas intervienen en la memoria espacial, y fueron identificadas previamente en el cerebro de roedores, pero su existencia en humanos no había sido documentada con evidencias hasta ahora.

Las células de cuadrícula expresan la información relativa a dónde un animal está ubicado en su entorno, lo cual es comparado por los investigadores con tener un satélite de navegación en el cerebro. Estas neuronas emiten señales siguiendo patrones que se muestran como cuadrículas triangulares y geométricamente regulares cuando se dibujan sobre el mapa de una superficie por la que se ha circulado. Fueron descubiertas por un laboratorio noruego en 2005, y esa investigación sugirió que las ratas crean cuadrículas virtuales que las ayudan a orientarse en su entorno y a recordar nuevas ubicaciones en territorios desconocidos.

Es como si las células de cuadrícula proporcionaran un mapa cognitivo del espacio. De hecho, estas células representan algo muy similar a las líneas de longitud y latitud que nos son familiares en los mapas normales, pero en vez de usar cuadrados como pautas parece ser que el cerebro utiliza triángulos.

Las personas analizadas en el estudio que tuvieron las señales más claras de células de cuadrícula fueron las que lograron mejores resultados en una tarea de memoria espacial dentro de un entorno de realidad virtual, lo cual sugiere que las células de cuadrícula nos ayudan a recordar las posiciones de objetos.

Caswell Barry, Christian Doeller y Neil Burgess han intervenido en el estudio.

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Reímos y Lloramos del Mismo Modo en Todas las Culturas

24 de Febrero de 2010. Foto: Wellcome TrustUnos investigadores dirigidos por la profesora Sophie Scott del University College de Londres han estudiado el grado de similitud que en individuos de culturas diferentes tienen los sonidos sin palabras asociados a emociones como la alegría, la ira, el miedo, la tristeza, el asco y la sorpresa.


La gran mayoría de nuestra configuración genética es igual en todos los humanos, lo cual implica que la mayor parte de nuestras características físicas son similares. También compartimos otros atributos, como el tener complejos sistemas de comunicación para transmitir nuestros pensamientos y sentimientos y para captar las intenciones de quienes nos rodean, y también es típico en humanos el que podamos expresar una amplia gama de emociones mediante el lenguaje, los sonidos sin palabras, las expresiones faciales y los gestos.

Sin embargo, el modo en que nos comunicamos no siempre es el mismo. Por ejemplo, las personas de culturas diferentes no sólo tienen idiomas distintos sino que en algunos casos el significado que otorgan a los gestos es también diferente.
La investigadora Disa Sauter (University College de Londres) estudió personas de Gran Bretaña y de los Himba, un grupo de más de 20.000 personas que viven en pequeños asentamientos en el norte de Namibia. En esos asentamientos muy remotos, donde fueron recolectados los datos para el estudio actual, los individuos llevan vidas completamente tradicionales, sin electricidad, agua corriente, formación académica, o contacto con personas de otros grupos.

Los participantes en el estudio escucharon un cuento corto cuya trama giraba alrededor de una emoción particular, por ejemplo, cuán triste estaba una persona porque un pariente había fallecido recientemente. Al final de la historia, oyeron dos sonidos, por ejemplo de llanto y de risa, y se les pidió que identificaran cuál de los dos reflejaba la emoción expresada en la historia. El grupo británico oyó sonidos hechos por los Himba y viceversa.

Las personas de ambos grupos encontraron que las emociones básicas (ira, miedo, asco, alegría, tristeza y sorpresa) resultaban las más fácilmente reconocibles. Esto respalda por tanto la noción de que las vocalizaciones no verbales de estas emociones son similares en todas las culturas humanas.

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lunes, 22 de febrero de 2010

La onda de actividad cerebral asociada a la anticipación es capturada

ScienceDaily (Mar. 4, 2009) — Neurocientíficos del Centro Médico de la Universidad de Georgetown han mostrado, por primera vez, cómo se ve la actividad cerebral cuando alguien anticipa una acción o un estímulo sensorial que se presentará pronto.
resonancia
Utilizando imágenes obtenidas por Resonancia magnética funcional (fMRI) en un grupo de estudiantes voluntarios que llevaron con ellos sus CDs de música favoritos, los científicos examinaron las imágenes del cerebro durante el silencio entre las canciones y encontraron que este rebosaba de actividad (Crédito: Imagen cortesía del Centro Médico de la Universidad de Georgetown).1

En la edición del 25 de febrero del Journal of Neuroscience, se postula que esta clarividencia neural involucra una fuerte actividad en áreas del cerebro responsables de preparar el cuerpo para moverse.

Los descubrimientos se hicieron empleando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI por sus siglas en inglés)2 en un grupo de estudiantes voluntarios que llevaron con ellos sus CDs de música favoritos. Los científicos examinaron las imágenes del cerebro durante el silencio entre las canciones y encontraron que este rebosaba de actividad. Otros estudiantes, que escucharon música que nunca habían oído en secuencia antes no tuvieron la misma actividad neural.

“Esto explica cómo es que, aún antes de que una canción anticipada sea realmente escuchada, una persona puede empezar a marcar el ritmo con los dedos o cantar la música que imaginan que vendrá a continuación” dice el Dr. Josef Rauschecker, director del Programa de Ciencias cognitivas y computacionales (PICCS, por sus siglas en inglés) en el Centro Médico de la Universidad de Georgetown.

Aunque tiene sentido que secuencias de canciones puedan ser memorizadas y por tanto anticipadas por un receptor, nadie había documentado antes la actividad cerebral que ocurre durante el silencio entre las canciones, menciona.

“El cerebro trabaja siempre mediante anticipación y predición, sin embargo, nadie ha mostrado cómo se percibe este trabajo en términos de acción neural”, afirma Rauschecker.

El doctor agrega que este mismo proceso, conocido como aprendizaje asociativo por claves, probablemente ocurre siempre que un ser humano está esperando que cualquier acción en particular suceda, sea esto en los deportes, en la música o en el lenguaje.

“Es la manera en que un esquiador se prepara mentalmente para seguir hacia abajo un curso conocido durante las Olimpiadas, o la manera en que un pianista sabe cómo mover sus dedos sobre el teclado para golpear la siguiente nota correcta”, dice Rauschecker.

Esto suena simple, pero no lo es, comenta. “No es trivial el hecho de almacenar una secuencia temporal en el cerebro porque el cerebro no tiene partes móviles como un reproductor de cintas musicales o un tocadiscos. El cerebro completo debe involucrarse porque debe estar listo para ejecutar ese secuencia”

En los estudiantes que conocían el orden de las canciones en su CD, los investigadores encontraron que durante los silencios de anticipación entre las canciones, ciertas señales de excitación pasaron de la corteza prefrontal a la corteza premotora cercana. La corteza prefrontal es el centro “ejecutivo” del cerebro, que planea y orquesta conductas cognitivas complejas. La corteza premotora y sus sistemas asociados, que incluyen los ganglios basales y el cerebelo, participa en la preparación del cuerpo para actuar –quizás para moverse o para cantar.

“Estas estructuras están involucradas tanto en el pensamiento como en la acción y parece ser que los patrones musicales se almacenan y se aprender en ellas” comenta Rauschecker.

“No habíamos anticipado esto” agrega riendo. “No sabíamos que las áreas premotoras estaban involucradas”.

Todos los animales tienen alguna habilidad para predecir cognitivamente la actividad motora, declara. “Esta es la razón por la cual un pájaro puede cantar. Pero los humanos somos los animales más asociativos, razón por la cual tenemos una corteza prefrontar tan amplia. Tenemos muchas secuencias que requerimos almacenar para poder predecir lo que deberíamos hacer”.

El estudio fue financiado con el subsidio de los Institutos Nacionales de Salud y la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos. Entre los colaboradores del estudio se encuentran el primer autor Amber Leaver, MS (Maestro en Ciencias); Jennifer Van Lare, BS (Bachiller en Ciencias) y los Doctores en Ciencias Brandon Zielinski y Andrea Halpern.

Un "Tinte" Para Dotar de Capacidad de Almacenaje de Electricidad a Ropa de Algodón o Poliéster


22 de Febrero de 2010. Foto: American Chemical Society¿Suministrar energía a un iPod o a un teléfono móvil podría volverse tan fácil como conectarlo a la camiseta o a los pantalones, y después recargar la ropa durante la noche?
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Un equipo de científicos, integrado por Yi Cui de la Universidad de Stanford y otros, describe una forma más fácil de convertir al algodón o al poliéster convencionales en tejidos textiles conductores de electricidad, capaces de servir también como pilas recargables.

Los dispositivos electrónicos que constituyen prendas de vestir o que están incorporados a éstas, representan un nueva clase en desarrollo de materiales con varias funcionalidades novedosas, tales como flexibilidad, elasticidad, y ligereza, las cuales hacen posibles muchas aplicaciones y diseños que previamente resultaban imposibles sin contar con más ayuda que la de las tecnologías electrónicas tradicionales.
Ropas deportivas de alto rendimiento, pantallas incorporadas a prendas de vestir, nuevas clases de baterías para llevarlas puestas como parte de la indumentaria, y sistemas de monitorización de constantes vitales u otras mediciones médicas incorporados en la propia vestimenta del sujeto, son ejemplos de estas innovadoras aplicaciones.

El nuevo proceso para lograr esos asombrosos tejidos se basa en un "tinte" fabricado con nanotubos de carbono de una sola pared.

En pruebas realizadas, cuando el tinte fue aplicado a tejidos de algodón o de poliéster, los dotó de una excelente capacidad para almacenar electricidad. Los tejidos mantuvieron la flexibilidad y elasticidad del algodón y el poliéster convencionales, y también conservaron sus nuevas propiedades bajo condiciones que simulaban lavados repetidos.

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Anudar Luz


22 de Febrero de 2010. Foto: Bristol U.La hazaña de "atar" luz en "nudos" ha sido lograda por un equipo de físicos de las universidades de Bristol, Glasgow y Southampton.


Averiguar cómo controlar la luz de esta manera va a tener importantes repercusiones en la tecnología láser que se utiliza en numerosos sectores industriales.

En un rayo de luz, el flujo de luz a través del espacio es similar al agua que fluye por un río. Aunque suele fluir en línea recta, la luz también puede fluir en remolinos, formando líneas en el espacio llamadas "vórtices ópticos”.

A lo largo de esas líneas en el espacio, o vórtices ópticos, la intensidad de la luz es cero (negro). La luz a nuestro alrededor está llena de estas líneas oscuras, aún cuando no podemos verlas.
Los vórtices ópticos pueden ser creados con hologramas que dirijan apropiadamente el flujo de luz. En este trabajo, el equipo diseñó hologramas valiéndose de la teoría de nudos, una rama de las matemáticas abstractas inspirada en los nudos de la vida cotidiana, como los que hacemos con cuerdas o con los cordones de los zapatos. Usando estos hologramas especialmente diseñados, los investigadores han conseguido crear nudos en los vórtices ópticos.

Esta nueva investigación demuestra una aplicación física para una rama de las matemáticas que antes se consideraba completamente abstracta.

La línea de estudio de los vórtices anudados fue abierta por Lord Kelvin en 1867. El nuevo trabajo de investigación, en el que han intervenido Mark Dennis, de la Universidad de Bristol, y Miles Padgett, de la Universidad de Glasgow, abre otro capítulo en la historia de este asombroso campo de la física.

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domingo, 21 de febrero de 2010

Las claves genéticas de la 'cuna' de la Humanidad

Un grupo de bosquimanos camina por un sendero de Namibia. | Stephan C. Schuster

Un grupo de bosquimanos camina por un sendero de Namibia. | Stephan C. Schuster

  • Descifran el ADN de la población con la forma de vida más primitiva
  • La conclusiones permitirán mejorar las aplicaciones médicas

Durante años las investigaciones de genética humana han provocado un enorme sesgo en las bases de datos a favor de las poblaciones de origen europeo. De todos los genomas completos que se han publicado hasta la fecha sólo uno de ellos es de África, el lugar donde habitaba el ancestro común y desde el que el ser humano colonizó el resto del planeta. Ahora, una investigación dirigida por científicos de la Universidad de Penn State (EEUU) ha demostrado hasta qué punto estaba equivocado el camino científico seguido por los estudios genéticos.

El estudio ha analizado la secuencia de ADN de cuatro bosquimanos de la etnia Khoisán y un miembro de los Bantú, para lo que se ha prestado voluntario el arzobispo y Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu. Los investigadores han identificado 1,3 millones de variantes genéticas desconocidas hasta la fecha. Con la secuenciación de los dos europeos, tres asiáticos y un africano secuenciados hasta ahora sólo se habían documentado entre 3 y 4 millones de variantes.

Los investigadores, en Namibia. | S.C.S.

Los investigadores, en Namibia. | S.C.S.

"La variación genética humana es vital para determinar el riesgo de padecer una enfermedad que tiene un individuo o la capacidad que tiene para responder a un determinado fármaco", explica la coautora del trabajo Vanessa M. Hayes, de la Universidad de New South Wales en Australia.

"Hay que recordar que la genómica humana está llegando a ser una fuente de conocimiento médico real y muy poderosa que podría alcanzar su punto álgido en 2010", asegura el autor principal del trabajo, Stephan C. Schuster, científico de Penn State y líder del grupo que descifró el genoma del mamut hace algunos meses.

Los últimos cazadores-recolectores

Schuster seleccionó a cuatro representantes de la etnia Khoisán, una población de bosquimanos que habita en Namibia, por ser el único grupo que aún mantiene el tipo de vida cazador-recolector que tenían los primeros seres humanos.

Además, ha evolucionado sin interrupción desde la separación del ancestro, algo que no han hecho las poblaciones europeas o asiáticas que pasaron por un cuello de botella genético cuando unos pocos individuos se expandieron por el hemisferio norte. "Hay más diferencias genéticas entre dos bosquimanos que entre un europeo y un asiático", compara Hayes.

"Estas características permiten a los científicos estudiar no sólo las aplicaciones médicas sino también las adaptaciones al modo de vida", explica Tomás Marqués Bonet, investigador del Departamento de Ciencias Genómicas de la Universidad de Washington y del Instituto Médico Howard Hughes.

La investigación detalla un perfecto ejemplo de este tipo de mutaciones relacionadas con el modo de vida. Los individuos analizados no poseen el gen que permite fabricar la enzima que digiere la lactosa. Como es lógico los cazadores-recolectores no consumían leche, porque no explotaban ganado. Algo que sí comenzaron a hacer los humanos con el inicio de la agricultura y la ganadería. Por ello ese gen y la capacidad de digerir la leche sí se encuentra en las poblaciones europeas o asiáticas.

Los neandertales comían en la cama


  • Tenían dormitorio en el área más interna y protegida del abrigo
  • Allí comían las sobras de la comida como 'snacks' cuando tenían hambre

Los neandertales que habitaron en el yacimiento de Abric Romaní, en Barcelona, no sólo tenían organizado su hogar para que fuera lo más cómodo posible, sino que también lo hacían con la intendencia, y guardaban los restos de las comidas para tomarse 'unas tapas' de forma independiente a la comida.

Estas son algunas de las conclusiones a las que han llegado los investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), tras la campaña del último verano en el municipio de Capellanes, donde se encuentra el yacimiento.

Los investigadores han descubierto que los neandertales que, hace 55.000 años, habitaron en este abrigo tenían una considerable complejidad organizativa: dividían el espacio según las zonas de uso. De hecho, tenían un área destinada únicamente como dormitorio de descanso, que era la más interior y, por tanto, más protegida. Se trata de un tipo de habitación que, hasta ahora, sólo se había documentado en los 'Homo sapiens'.

El paleontólgojo Josep Vallverdú, uno de los autores del trabajo que han publicado en 'Current Anthropology' sobre este yacimiento, explica que en ese espacio sólo hay restos arqueológicos que indican que allí se hacía fuego, para mantenerse en calor.

Especifica que, por la distancia entre las hogueras, se calcula que cabrían allí entre seis y ocho individuos, en un espacio de entre 10 y 15 metros cuadrados, es decir, casi un fuego por metro. Curiosamente, en otras zonas del mismo abrigo, las hogueras se utilizaban de otra manera.

Estas áreas dormitorio y de descanso también tomaban pequeños 'tentempiés' o 'tapas' a partir de las sobras de comida del día anterior, un comportamiento que también se ha observado en poblaciones primitivas actuales.

Los neandertales de Abric Romaní también cubrían el suelo con pieles, según explicaba Eudald Carbonell a ELMUNDO.es hace unos meses; encima ponían limo o arena y hacían sus hogueras. De ese modo, cuando éstas se apagaban podían sacar las cenizas de las cuevas con facilidad.

Desentrañan la tecnología de los primeros humanos europeos

Escrito por Kanijo en Ciencia General, Historia
Tecnología de los primeros humanos europeos
Arriba: Cráneo de Homo georgicus hallado en Dmanisi(Georgia). (Foto de E. Lacasa). Abajo: Industria lítica procedente del yacimiento de Dmanisi (nivel IV).

Investigadores de la UAM han desarrollado un trabajo de investigación sobre los primeros útiles líticos documentados en Eurasia. Este estudio, desvela la complejidad de los comportamientos técnicos de los primeros homínidos del yacimiento de Dmanisi, cuya cronología, cercana a los dos millones de años de antigüedad, resulta la más antigua documentada hasta el momento en Europa.

El profesor Javier Baena Preysler y su equipo, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, a través de un proyecto de la Fundación Duques de Soria y el Ministerio de Asuntos Exteriores en coordinación con el Museo Nacional de Georgia, vienen colaborando en los trabajos de excavación y estudio de los restos hallados en Dmanisi. Este yacimiento es el más rico en fósiles humanos de estas cronologías localizado hasta el momento. Hasta el presente se han encontrado un total de 5 cráneos y decenas de restos correspondientes al esqueleto. Sus similitudes con H. ergaster, sugieren que estos homínidos representan las primeras especies en salir de África, dando lugar al linaje asiático de H. erectus.

Igualmente, los restos de industria localizados suponen un testimonio excepcional de la primera tecnología en herramientas de piedra elaboradas por estos homínidos, que permitió a nuestros antepasados llegar más allá de África del Este.

Las rocas seleccionadas para confeccionar esta industria lítica provienen de un entorno próximo como es habitual en estos momentos antiguos. Casi siempre seleccionaban cantos rodados de los cercanos cauces de los ríos Mashavera y Pinesauri, aunque en ocasiones también escogieron bloques y lajas angulosas. Existe una enorme variedad de rocas que supieron aprovechar, hasta un total de 21 tipos litológicos diferentes, lo cual nos indica en cierta forma la capacidad de reconocer y aprovechar cualquier roca que se pudiese tallar.

Muchos de los cantos que fueron seleccionados no están tallados, siendo seguramente empleados como percutores o yunques. Los tallados, suelen ofrecer planos naturales lisos, en los que resultaba más fácil la extracción de las primeras lascas. En los momentos más antiguos (nivel IV), la explotación se realizaba produciendo lascas sucesivas desde el mismo plano, en series muy sencillas, hasta que el borde del canto se embotaba, momento en el que era abandonado o retomado en otro plano para iniciar la misma operación.

Sin embargo, en el nivel II (un momento posterior en la ocupación) las lascas fueron obtenidas de manera alternativa en una y otra superficie del núcleo o canto, lo que permitía controlar mejor el proceso de talla, y obtener así un mayor número de lascas. El estudio de los materiales de la secuencia de este yacimiento, nos ha permitido apreciar, los primeros cambios tecnológicos que estos primeros grupos humanos sufrieron en su llegada al continente europeo.

Todo ello permite situar la industria lítica de Dmanisi, a medio camino entre las industrias consideradas como preolduvayense o modo 0 y las olduvayenses o modo 1. En Europa occidental, con una cronología un poco más reciente (1,4-0,8 MA) se encuentran industrias que siguen teniendo una tecnología olduvayense hasta algo menos de 1 millón de años. Existen buenos ejemplos de esa tecnología en yacimientos como Monte Poggiolo (Italia), Orce y Atapuerca (España).

A pesar de su sencillez, esta tecnología permitió a estos homínidos una amplia expansión geográfica, como nunca habían conocido hasta entonces, adaptándose a paisajes cada vez más alejados y diferentes del foco originario del Sur y Este de África. Dmanisi supone un importante hito en la evolución de la industria lítica a las puertas de Eurasia a través del cual se expanden los primeros grupos de homínidos.

Los resultados obtenidos en estas investigaciones han sido publicados en Quaternary Internacional.

Pacientes con migraña crónica, más enfermos, más pobres y más deprimidos


Los pacientes con migraña crónica tienden a tener una salud general más precaria, a estar más deprimidos y a ser más pobres económicamente que aquellos con migraña episódica, según revela una investigación publicada en Journal of Neurology Neurosurgery and Psychiatry.
El hallazgo, descubierto por Dawn Buse, del departamento de Neurología de la Albert Einstein College of Medicine en Nueva York (EEUU), se basa en el estudio de casi 12.000 adultos con migraña tanto episódica o crónica. Los participantes ya habían formado parte del estudio del American Migraine Prevalence and Prevention en 2004.

Los resultados mostraron que las personas con migraña crónica tenían niveles significativamente más bajos de ingresos económicos, menos probabilidades de estar trabajando a tiempo completo y, sin embargo, el doble de probabilidades de tener un empleo relacionado con la discapacidad. Asimismo eran dos veces más propensos a estar deprimidos, ansiosos y experimentar dolor crónico, por no mencionar otros problemas de salud graves entre los que se incluyen el asma, la bronquitis y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia y obesidad. También tenían un 40 por ciento más de probabilidades de tener enfermedades cardiacas y angina de pecho y un 70 por ciento más de haber tenido un ictus.

El cerebro debe borrar recuerdos antiguos para crear otros nuevos


Un estudio con moscas realizado por científicos de la Universidad de Tsinghua, (China) sugiere que eliminar recuerdos es importante para que el cerebro pueda fabricar nuevos. Los resultados de la investigación se publican en Cell.

"El aprendizaje activa la formación bioquímica de recuerdos", señala Yi Zhong, de la Universidad de Tsinghua (China). "Pero es necesario borrar recuerdos anteriores para almacenar información nueva".

Los investigadores han identificado el comportamiento molecular que conlleva este proceso con una pequeña proteína denominada Rac. A nivel psicológico, sugieren la teoría de que los nuevos recuerdos son simplemente inestables y desaparecen con el paso del tiempo, aunque también proponen que la nueva información podría anular los recuerdos anteriores. Con este estudio se ha demostrado que ambas teorías son acertadas.

Para la investigación, las moscas fueron entrenadas para aprender dos olores aversivos. Se seleccionó uno de los olores y cada vez que las moscas lo olían, recibían un golpe. Normalmente, las moscas aprenderían a evitar ese olor. Después, los investigadores interferían en ese aprendizaje incluyendo dos nuevos olores, y finalmente invertían el proceso dando un golpe a aquellos insectos que olían el aroma opuesto.

En todos los casos, las moscas olvidaban lo que habían aprendido anteriormente mediante la proteína Rac. "Los resultados pueden ayudarnos a identificar los principios que sigue el cerebro para fabricar nuevos recuerdos", señala Zhong.

sábado, 20 de febrero de 2010

Las aves ven mejor los colores que los humanos


Llamar gallina a una persona podía resultar ofensivo, antes pero ahora puede ser un halago. Un estudio ha descubierto que ven los colores mejor que nosotros. Al parecer su cerebro es de ave, pero los ojos son muy distintos a los de las demás aves.

image Tienen un ojo muy bien organizado estructuralmente, lo que les da una visión de los colores superior, según ha descubierto un nuevo estudio. Lograron mapear cinco tipo de receptores lumínicos, y descubrieron que estaban ubicados en un mosaico entretejido lo que maximiza la habilidad para ver muchos colores en cualquier parte de la retina, la estructura sensible ubicada en la parte posterior del ojo.

Algún lector recordará los bastoncitos y los conos que tenemos en la retina del ojo, mientras que los bastoncitos son fotoreceptores especializados para la visión nocturna, los conos lo son para la luz del día.

La mayoría de los mamíferos se volvieron nocturnos durante la era de los dinosaurios, pero las aves, descendientes de los dinos, no pasaron por un período similar. Por esa razón, tienen más variedad de conos en los ojos, o sea están mejor adaptadas a ver mejor durante el día.

Por ejemplo, nuestros conos son sensibles a la longitud de onda del rojo, azul y verde. Las gallinas pueden detectar también la longitud de onda del violeta, incluyendo el ultravioleta. Incluso tienen un receptor llamado doble cono, que se cree que les ayuda a detectar movimiento.

Pero lo que les permite ver tan bien los colores es la forma especial en que tienen ordenados los conos y su forma. Tienen la forma de una gota de aceite, lo que les permite filtrar sólo un rango particular de luz. Y si bien están distribuidos por toda la retina, nunca están juntos dos tipos de cono similares.

La forma ideal para para conseguir una muestra uniforme de color del campo visual.

Según especulan los investigadores, esta sensibilidad extra en los colores para las aves puede deberse a que sea una ayuda para encontrar pareja, lo que suele involucrar plumajes de colores vivos y variados. También puede servirles para alimentarse, ya que también suelen ser de colores vivos y variados los frutos que consumen.

Fuente: Livescience

La ciencia no es cosa solo de europeos

Una de las muchas ironías de nuestra civilización tecnológica y científica es que nosotros, sus integrantes, ni aplicamos ni tan siquiera conocemos el modo en que se hace ciencia. Dicho de otro modo, con la aparición de la ciencia asalariada, allá por la época de la Revolución Francesa, hemos dejado de preguntarnos cómo funciona el mundo y hemos olvidado observar y sacar conclusiones de lo observado. Ésa es misión de los científicos, que para eso les pagamos. Pero lo peor de todo es que nos creemos que la ciencia es un producto occidental, que nació en Grecia y fue perfeccionada siglos después con Galileo y el famoso método hipotético-deductivo. Nada hay más errado. Ni somos únicos ni tampoco hemos sido los primeros.

Por ejemplo, en Japón existe un método tradicional para pescar peces ayu (Plecoglossus altivelis) que saca partido del estudio de su comportamiento. Durante la época de la reproducción los machos defienden territorios en el lecho del río, al igual que otros muchos peces a lo largo y ancho de este mundo. Cuando un intruso penetra en el territorio del macho, éste nada a su encuentro: si es una hembra, la corteja, pero si es otro macho, le da un golpe fuerte en la parte lateral. Pues bien. Los japoneses han aprovechado este comportamiento para desarrollar una técnica llamada tomozuri, que literalmente significa “pescar con señuelo”.

Primero hay que hacerse con un pez pequeño usando los métodos tradicionales. Después se ata este pez a un anzuelo con forma de U de forma que la parte posterior está oculta por el cuerpo de pez-cebo. Sujeto a una caña, hay que hacer que se mueva en el agua imitando el movimiento de estos peces. Entonces llega el macho y al darle el golpe, se clava él mismo en el anzuelo. Una cosa más: esta técnica únicamente se utiliza para este tipo de peces. El resto se pesca con sedales o redes. El japonés que ideó este método tuvo que realiza una verdadera investigación etológica.

Algo parecido hacen los vaqueros fulani, en el Alto Níger. No tienen caballos como los cowboys, por lo que el uso de la fuerza no sirve para guiar las manadas. Para ello lo que hacen es adoptar el comportamiento y los privilegios del animal dominante de la manada: se intercala en la jerarquía social del rebaño atacando a los más fuertes sin que medie provocación y tratando con mimo y cuidado al resto. Así se convierten en los líderes del rebaño y pueden gobernarlo fácilmente.

Y nosotros, los brillantes europeos, nos creemos que inventamos la ciencia del comportamiento animal, la etología. Quizá deberíamos haber ido a preguntar a África…

Los delfines, una clave de la diabetes

Delfín y su cría

Los delfines tienen un mecanismo que les permite controlar los niveles de azúcar en la sangre.

Un estudio con delfines reveló claves genéticas que podrían ayudar a los científicos a encontrar nuevos tratamientos para la diabetes tipo 2 en humanos.

Científicos de la Fundación Nacional de Mamíferos Marinos de Estados Unidos (NMMF) descubrieron que el delfín mular (Tursiops truncatus) es resistente a la insulina -la hormona que regula el nivel de glucosa en la sangre- igual que la gente que sufre diabetes tipo 2.

Pero en los animales esta resistencia puede encenderse y apagarse, informaron los científicos en la Conferencia Anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS) que se celebra en San Diego, Estados Unidos.

Los investigadores creen que este mecanismo de "encendido" funciona debido a la dieta de peces de alta proteína y muy poca azúcar con que se alimentan estos cetáceos.

Los científicos esperan colaborar con expertos en diabetes para ver si es posible encontrar e incluso controlar un mecanismo equivalente en el ser humano.

El equipo, basado en San Diego, tomó muestras de sangre de delfines entrenados que consumían "refrigerios" continuamente durante el día y ayunaban durante la noche.

"Los cambios durante la noche en la química de su sangre eran iguales a los cambios que ocurren con los diabéticos humanos" explicó a la BBC Stephanie Venn-Watson, directora de medicina veterinaria de la Fundación.

"Algunas personas con diabetes consumen una dieta alta en proteínas para ayudar a controlar su enfermedad, pero los delfines parecen haber desarrollado un estado similar a la diabetes para poder consumir una dieta alta en proteínas".

Esto significa, dicen los científicos, que este mecanismo de encendido permite a los delfines simular un estado de diabetes cuando ayunan sin sufrir efectos secundarios.

En la mañana, cuando los animales toman su desayuno, simplemente revierten a su estado normal sin diabetes.

Cerebro grande

Igual que los humanos, los delfines necesitan azúcar en la sangre para que sus cerebros funcionen adecuadamente.

La gente con diabetes tipo 2 desarrolla una resistencia a la insulina con lo cual pierde la capacidad de controlar los niveles de azúcar en la sangre.

Inyección de insulina

La gente con diabetes necesita inyectarse insulina para controlar la glucosa en la sangre.

Si el trastorno no se controla puede provocar daños en el corazón, la visión, riñones y sistema nervioso. Según la Organización Mundial de la Salud esta enfermedad causa un 5% de todas las muertes que ocurren en el mundo cada año.

Por eso con la diabetes se necesita controlar cuidadosamente estos niveles de glucosa y a menudo se logra con una dieta baja en azúcar para evitar las complicaciones de la enfermedad.

Pero en los delfines la resistencia a la insulina parece ofrecerles una ventaja.

Tal como explica la doctora Venn-Watson, los cetáceos parecen haber evolucionado con el mecanismo que les permite simular la diabetes porque les ayuda a mantener un nivel alto de azúcar en la sangre cuando la comida escasea.

"Los delfines mular tienen un cerebro grande que necesita azúcar" explica la investigadora.

"Debido a que su dieta de pescado es muy baja en azúcar, el mecanismo genético les permite mantener azúcar en la sangre (incluso cuando ayunan) para mantener bien abastecido al cerebro".

Entre los mamíferos, los humanos y los delfines tienen los cerebros más grandes y ambos tienen glóbulos rojos que son excepcionalmente permeables a la glucosa y capaces de transportar grandes cantidades de ésta al cerebro.

Como ya fue secuenciado el genoma del delfín, los científicos esperan comparar los genes del cetáceo con los del ser humano para tratar de encontrar un mecanismo semejante en éste último.

Según la doctora Venn-Watson, "la diferencia fundamental hasta ahora es que los delfines son capaces de encender y apagar este mecanismo de resistencia a la insulina, y los humanos no".

"Pero esperamos que este descubrimiento pueda conducir a formas nuevas de prevenir, tratar y quizás hasta curar la diabetes en humanos" expresa la investigadora.