sábado, 20 de febrero de 2010

La ciencia no es cosa solo de europeos

Una de las muchas ironías de nuestra civilización tecnológica y científica es que nosotros, sus integrantes, ni aplicamos ni tan siquiera conocemos el modo en que se hace ciencia. Dicho de otro modo, con la aparición de la ciencia asalariada, allá por la época de la Revolución Francesa, hemos dejado de preguntarnos cómo funciona el mundo y hemos olvidado observar y sacar conclusiones de lo observado. Ésa es misión de los científicos, que para eso les pagamos. Pero lo peor de todo es que nos creemos que la ciencia es un producto occidental, que nació en Grecia y fue perfeccionada siglos después con Galileo y el famoso método hipotético-deductivo. Nada hay más errado. Ni somos únicos ni tampoco hemos sido los primeros.

Por ejemplo, en Japón existe un método tradicional para pescar peces ayu (Plecoglossus altivelis) que saca partido del estudio de su comportamiento. Durante la época de la reproducción los machos defienden territorios en el lecho del río, al igual que otros muchos peces a lo largo y ancho de este mundo. Cuando un intruso penetra en el territorio del macho, éste nada a su encuentro: si es una hembra, la corteja, pero si es otro macho, le da un golpe fuerte en la parte lateral. Pues bien. Los japoneses han aprovechado este comportamiento para desarrollar una técnica llamada tomozuri, que literalmente significa “pescar con señuelo”.

Primero hay que hacerse con un pez pequeño usando los métodos tradicionales. Después se ata este pez a un anzuelo con forma de U de forma que la parte posterior está oculta por el cuerpo de pez-cebo. Sujeto a una caña, hay que hacer que se mueva en el agua imitando el movimiento de estos peces. Entonces llega el macho y al darle el golpe, se clava él mismo en el anzuelo. Una cosa más: esta técnica únicamente se utiliza para este tipo de peces. El resto se pesca con sedales o redes. El japonés que ideó este método tuvo que realiza una verdadera investigación etológica.

Algo parecido hacen los vaqueros fulani, en el Alto Níger. No tienen caballos como los cowboys, por lo que el uso de la fuerza no sirve para guiar las manadas. Para ello lo que hacen es adoptar el comportamiento y los privilegios del animal dominante de la manada: se intercala en la jerarquía social del rebaño atacando a los más fuertes sin que medie provocación y tratando con mimo y cuidado al resto. Así se convierten en los líderes del rebaño y pueden gobernarlo fácilmente.

Y nosotros, los brillantes europeos, nos creemos que inventamos la ciencia del comportamiento animal, la etología. Quizá deberíamos haber ido a preguntar a África…

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