Los autores del estudio son Johan P.A. Andersson, Mats H. Linér y Henrik Jonsson, de la Universidad de Lund en Suecia.
Los resultados del estudio indican que la apnea voluntaria prolongada afecta a la integridad del sistema nervioso central, y puede tener efectos acumulativos. La liberación de la S100B en la sangre sugiere que aguantar la respiración por un largo tiempo perturba la barrera hematoencefálica, la cual es una protección casi impenetrable del cerebro contra las infecciones.
La cuestión es que la exposición repetitiva a hipoxia severa (bajo suministro de oxígeno) puede provocar daños neurológicos con el paso del tiempo. Se impone, pues, tal como recomiendan los autores del estudio, tratar de hacer un seguimiento de personas que a menudo buceen sin suministro de oxígeno, preferentemente desde el inicio de su actividad en la juventud, y durante un número suficiente de años, para verificar la posible aparición de daños neurológicos.
En Japón y algunas otras partes del mundo existe desde hace siglos la tradición de bucear sin suministro de oxígeno (lo que se conoce como buceo libre), aunque cada vez la practica menos gente. Estos buceadores recolectan algas, mariscos y otros productos del fondo marino, haciendo docenas de inmersiones por día. Algunos descienden normalmente a profundidades de hasta 27 metros con una sola inspiración, mientras que otros lo hacen en el rango de los 5 a los 10 metros aproximadamente.
Más recientemente, el buceo libre se ha convertido en un deporte competitivo. Las competiciones giran en torno a retos como cuánto tiempo los buceadores pueden permanecer bajo el agua, cuán lejos pueden nadar bajo ella y hasta qué profundidad pueden sumergirse. Los participantes deben recibir un entrenamiento intenso para incrementar la capacidad de sus pulmones, al mismo tiempo que aprenden medidas de seguridad cruciales.
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