sábado, 29 de mayo de 2010

Los niños son "socialistas" naturales


Un equipo de investigadores escandinavos acaba de publicar en Science un interesante trabajo que estudia de qué modo afecta la edad temprana a nuestras preferencias con respecto a la justicia. La conclusión más interesante es que estas preferencias no son estables, y que los niños tenderían a desarrollar un concepto de justicia basado en el mérito sólo a medida que crecen, probablemente como consecuencia de un medio social más competitivo, que implica recompensas en la escuela o en actividades de tipo deportivo.

Los investigadores han empleado a niños y adolescentes entre 10 y 12 años para que participaran en el "juego del dictador". En el juego, cada niño era emparejado con otro que no conocía, y se les daba la ocasión de ganar dinero real después de intentar identificar repetidas veces la aparición de un determinado número en un monitor. Como resultado, los estudiantes que realizaban mejor la tarea ganaban más dinero y al final del juego la suma era puesta en común, siendo uno de los dos estudiantes, el "dictador", el encargado de dividir las ganancias de acuerdo con lo que considerase justo.

La edad determinó de qué modo dividía el niño las ganancias. Sobre dos tercios de los niños más jóvenes, entre 10 y 11 años, dividieron la suma uniformemente con independencia de los logros de sus compañeros. Los adolescentes más mayores, sin embargo, dividieron la suma en base a los logros. Entre los de 18 años, por ejemplo, sólo el 22 % dividieron la suma de forma uniforme con su compañero, mientras que el 43 % se quedó más para ellos mismos porque sentían que se lo habían ganado.

Dentro de un amplio programa naturalista que estudia el comportamiento económico humano y la evolución de la cooperación, estas conclusiones son compatibles con otros trabajos que han mostrado las preferencias igualitarias "naturales" de los seres humanos. El cuadro es, sin embargo, bastante complejo, ya que siempre será difícil aislar la "naturaleza humana" de sus diferentes moldes culturales, como han explicado recientemente Joseph Henrich y otros. El "socialismo" de los niños (Science: "Los niños empiezan como Karl Marx y eventualmente se convierten en algo parecido a un miembro del Comité Olímpico Internacional"), en este sentido, debe interpretarse por lo menos con el mismo sentido crítico que cuando los científicos y los psicólogos cognitivos nos hablan de una "religión" o una "espiritualidad" natural, independiente de la sociedad, la historia y la cultura.

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