martes, 18 de agosto de 2009

Carbono neutral: polémica en Costa Rica

Cuando Costa Rica anunció un plan para transformarse, en el 2021, en el primer país neutro en la emisión de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, despertó sorpresa y entusiasmo.

¿Qué podría hacer un pequeño país de América Central para ayudar a la humanidad a enfrentar uno de sus mayores desafíos?

Elda Brizuela en su finca en Rincón de la Vieja, Guanacaste, Costa Rice

Elda Brizuela en su finca en Rincón de la Vieja.

"Nos comprometinos a reforestar con pilón y roble coral, que son especies nativas", dice Elda Brizuela, que tiene una finca en Rincón de la Vieja, Guanacaste.

Ampliar imagen

"Costa Rica no tiene impacto en la contaminación mundial, pero lo importante es tener una posición proactiva. El mundo va a cambiar en el futuro y necesitamos ir cambiando el paradigma de cómo vivimos", dijo a la BBC Sergio Musmanni, un químico industrial que dirigió el Centro Nacional de Producción más Limpia, una iniciativa de las Naciones Unidas en países en vías de desarrollo.

Musmanni se incorporó como asesor a la Estrategia Nacional de Cambio Climático, diseñada para transformar a Costa Rica en un país “Carbono-neutral” o “C-Neutral”, como especifica la marca creada para identificarlo en el extranjero.

La idea es que el país absorba, mediante la siembra y conservación de bosques, u otros medios, tanta cantidad de CO2 como la que emite.

Reforestación polémica

Costa Rica definió su Estrategia Nacional de Cambio Climático en el 2007. Se trata de una estrategia por sectores, que incluye diversas medidas, desde políticas de eficiencia energética hasta la reducción de la circulación vial: de lunes a viernes, un 20% de los vehículos particulares tienen prohibido el acceso al centro de la capital.

Pero uno de los aspectos más llamativos de esta estrategia es un vasto plan de reforestación, cuyos resultados causan polémica. La idea es que, sembrando árboles, éstos ayuden a fijar el carbono que las diversas actividades humanas emiten a la atmósfera.

Sergio Musmanni, asesor de la Estrategia Nacional de Cambio Climático

"Un impuesto de 3,5% a los combustibles financia la reforestación", asegura Musmanni.

El país cuenta con condiciones particularmente favorables para lograr esa meta, estiman los especialistas. Su matriz eléctrica es altamente renovable, gracias, sobre todo, a los recursos hídricos. Hay algo de energía eólica, aún incipiente. Eso permite que, aun en años de sequía, más del 90% de la energía que se consume en Costa Rica provenga de recursos renovables.

En ese contexto, la principal fuente de contaminación, responsable de alrededor del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero, son los vehículos, según cifras oficiales.

Para absorber esos gases, se ha impulsado un vasto plan de reforestación.

“El país ha logrado detener la deforestación y ha logrado reforestar cerca de 50% de su superficie. Para eso se puso un impuesto de 3,5% a los combustibles, que financia el programa”, destacó Musmanni a la BBC.

“El proceso fue difícil”

Actualmente se paga, a quienes participan del programa, US$320 por hectárea (ha) para la conservación del bosque, a lo largo de un período de cinco años, y US$980 por ha para la reforestación, suma que se abona una vez por un período de diez años.

Elda Brizuela tiene una finca de 40 ha en la zona del Rincón de la Vieja, en Guanacaste, hacia la frontera con Nicaragua, justo donde se juntan las vertientes del Atlántico y del Pacífico. En el 2004 se incorporó al programa de conservación con 10 ha de su finca.

“Nos comprometimos a reforestar cinco hectáreas con pilón, y otras cinco con roble coral, que son especies nativas”, le contó a la BBC.

EN IMÁGENES

“El proceso fue difícil, al principio, porque el terreno tuvo un uso de pastos, que mataba la semilla que se estaba sembrando”.

“Sembramos mil árboles por ha, pero se calcula que, al final, pegan poco más de 800”.

“De los años 70 para acá hemos venido trabajando en reforestación”, explicó la Dra. Lidieth Carballo, viceministra de Calidad Ambiental y responsable de la estrategia ambiental.

“Costa Rica había tenido una deforestación inmensa antes de los 80 y habíamos llegado a un 21% de cobertura forestal. A la fecha tenemos cerca de 51% de cobertura forestal”, agregó.

Como parte de la campaña de reforestación, el gobierno lanzó un programa para promover la siembra de cinco millones de árboles por año, y asegura que en los últimos dos años ha logrado superar esa meta.

“Contabilidad inexacta”

En Costa Rica hay importantes sectores ecologistas que no comparten una visión optimista del programa C-Neutral del gobierno. Se trata, en particular, de un debate en torno a la efectividad de los planes de absorción de CO2 mediante la siembra de árboles.

Javier Baltodano, de Comunidades Ecologistas La Ceiba (COECO-Ceiba), una de las organizaciones ambientales más combativas del país, aseguró a la BBC que “toda la contabilidad sobre el carbono fijado por las plantaciones es muy inexacta”.

 Dra. Lidieth Carballo, viceministra de Calidad Ambiental

"Tenemos cerca de 51% de cobertura forestal", afirma la Dra. Lidieth Carballo, viceministra de Calidad Ambiental.

”Se estima que una plantación de melina fija seis toneladas de carbono por año, en promedio. Pero hay plantaciones que fijan dos toneladas y otras que fijan 20, debido a diferentes crecimientos y a otros múltiples factores. Tampoco es posible determinar la permanencia de esa plantación”, agregó, pues unos árboles se talan antes de tiempo, se queman o, simplemente, no pegan”, explica.

Baltodano asegura que el mecanismo de siembra de árboles para fijar el CO2 no está contemplado en los protocolos que regulan esos procedimientos en el marco del Acuerdo de Kioto precisamente por la dificultad de medir su eficacia.

Para mostrar la limitación de este proceso, señala que sólo para fijar todo el carbono emitido por el consumo de diesel en Costa Rica se necesitaría 1,5 millones de ha de árboles sembradas. Y todo el país tiene apenas unas cinco millones de ha. O sea, la contabilidad no calza.

Toda la contabilidad sobre el carbono fijado por las plantaciones es muy inexacta.

Javier Baltodano

Musmanni responde a eso señalando, por una parte, que sería necesario revisar los números sobre los que se hace ese cálculo. Pero enfatizó que, en su opinión, hay algo más importante: “La Estrategia Nacional de Cambio Climático no enfoca todo su esfuerzo en compensar las emisiones haciendo esos sumideros biológicos, como la reforestación”.

“El primer esfuerzo tiene que ser en (...) una mayor eficiencia energética, o el uso de combustibles alternativos. La estrategia no se apoya en una sola alternativa, ni es cuestión de un año, es de varios años”, enfatizó.

Piñas “carbono neutral”

El gobierno destaca además, como parte de su estrategia, la existencia de un programa en el que participan unas 80 empresas comprometidas a desarrollar un proceso hacia la neutralidad en la emisión de carbono.

Entre esas empresa, la viceministra Carballo cita a la bananera Dole.

Pero, nuevamente, los críticos ponen su dedo en la llaga.

“La Dole vende su piña ‘carbono neutral’ en Europa. Pero si Ud. va a la letra menuda ve que se está neutralizando la emisión de CO2 provocada por el transporte de la piña, de las plantas empacadoras a los puertos”, asegura Baltodano.

“Pero no le dicen al público que no se contabiliza la deforestación, ni la gran cantidad de agroquímicos utilizados en la producción. Volvemos a una contabilidad altamente incierta”, agrega.

“Ser verdes, pero también desarrollarnos”

El programa carbono neutral enfrenta también otros desafíos. El gobierno actual suspendió una moratoria para la explotación de oro a cielo abierto, decretada por la administración anterior, y autorizó a una empresa canadiense a abrir una mina en Las Crucitas, en la zona norte del país, a unos cinco km del río San Juan, fronterizo con Nicaragua.

La resistencia ha sido muy grande. La empresa lleva por lo menos 15 años tratando de conseguir los permisos y, cuando este gobierno se lo otorgó, en tres días, en octubre del año pasado, talaron decenas de árboles, causando gran escándalo nacional. La tala se paralizó gracias a nuevos recursos de amparo.

Creo que debe haber un balance, queremos ser verdes, pero también desarrollarnos.

Sergio Musmanni

La misma resistencia surgió cuando el gobierno anunció que iba a autorizar la exploración petrolera en la costa del Caribe, en la que estaban interesadas empresas chinas.

“Creo que debe haber un balance, queremos ser verdes, pero también desarrollarnos. Es muy fácil decir no hagamos el desarrollo y que la gente siga viviendo pobremente”, estimó Sergio Musmanni.

Para Baltodano, la solución está en otra parte: en un cambio de nuestro estilo de vida.

“Frente a un mundo que enfrenta el grave problema del cambio climático, en vez de cambiar nuestros hábitos de consumo, compensamos las emisiones sembrando árboles. Eso no será suficiente para detener el proceso de calentamiento global”, aseguró a la BBC.

¿Dónde está ese punto de equilibro al que se refieren unos y otros? ¿Dónde lo necesario para el desarrollo y lo indispensable para la conservación del ambiente? Lo único cierto es que tenemos cada vez menos tiempo para encontrar la respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario